El amante japonés

Isabel Allende lanza la caña y nos pesca para la causa de su nueva novela: los amores de Alma e Ichimei.

Alma  Mendel tiene que abandonar su Danzig natal empujada por la inminente Segunda Guerra Mundial, aterriza en Sea Cliff la lujosa propiedad californiana de sus tíos, los Belasco, que la criarán como a una niña privilegiada desde su posición de potentados judíos. Alma ya  instalada en la mansión familiar conocerá a Ichimei Fukuda, el hijo del jardinero, la niña distante solo se entenderá con él  y su primo Nathaniel, este trío paseará por la vida unidos por su infancia en común y darán lugar a un libro repleto de historias, secretos y fantasmas al más puro estilo Allende.

El punto de partida desde el que nos  acercamos a la historia de amor de Alma e Ichimei es Lark House residencia alternativa para demócratas de la tercera edad a donde llega Irina Bazili como empleada, es una emigrante Moldava que arrastra una infancia dura y un pasado misterioso, esta chica junto a Alma pasa a formar parte de la lista de heroínas a las que la autora chilena nos tiene acostumbrados, no son bellezas clásicas, ni tienen personalidades perfectas, pero son un imán para las aventuras y los amores de película.

“Desde niña, se adivinaba la mujer que Alma iba a ser, imponente, con su mechón blanco, su boca ligeramente torcida y sus ojeras depravadas.”

Irina, la frágil cuidadora que vive de forma modesta, se hace con la estirada Alma gracias a que llama la atención de la millonaria con un suceso peculiar: un viejecillo Don Juan al morir le deja una herencia a la moldava, así comenzará la relación entre estas dos mujeres y el nieto multimillonario, Seth, entre los tres pretenden escribir las jugosas memorias de Alma.  Ichimei Fukuda es el hijo del jardinero se Sea Cliff, no es un tipazo de hombre, ni tienen un carácter a primera vista arrolladora pero Alma se enamoró de él y no lo piensa dejar escapar, ella ve debajo del respeto del japonés su ternura y el poder de sus manos con dedos verdes que pueden resucitar a las plantas y conseguir las mejores notas del cuerpo de una mujer. Nathaniel completa el trío como constante apoyo y con un papel clave y comprensivo.

Muchos son los escenarios a los que nos traslada El amante japonés, teniendo como epicentro San Francisco y Lark House viajamos de la mano de los personajes a París, Londres, Kyoto o Utah. Las cartas de Ichimei completan el rompecabezas para el que Isabel Allende nos dosifica las piezas de manera cuidadosa y así podamos reconstruir el mapa de más de 50 años de amor prohibido.

Todos los protagonistas tienen un reluciente esqueleto en el armario, abre la puerta y descúbrelos y te darás un  paseo más por el fascinante mundo de Isabel Allende.

«Hay pasiones que son incendios hasta que las ahoga el destino de un zarpazo y aun así quedan brasas calientes listas para arder apenas se les da oxígeno.»

Deberes para lectores caóticos: hoy nada de deberes, cotilleo puro y duro ¿sabéis que Isabel Allende se ha separado de Willie? Qué fuerte.

El amante japonés, Isabel Allende, Plaza &Janes, 2015.

Imagen de Isabel Allende: http://www.actualidadliteratura.com/