Hoy tengo que hablar de mi otro padre: Ángel.
Ángel al que la genética le dio tres hijas y la vida le adjudicó una cuarta en verano, a cada cual más grande y peculiar, más sus sobrinas, claro, hoy no voy a hablar de los otros seres masculinos (más o menos 😁).
Muchas putadas le hemos hecho a papá Soto y siempre las ha encajado como lo que es: un señor astur descendiente directo de Pelayo.
Solamente con bañar y peinar a cinco niñas (aquí entra su sobrina Lorena) rizosas que se han metido en un arenal y no ahogarnos en la playa ya queda demostrado su aguante (eran lo 80 la Montessori aún no estaba de moda).
Los hechos: nos dejó jugando y advirtió que no nos mojásemos, de la arena no dijo nada, cuando volvió parecíamos croquetas y así pues no nos podía llevar, otro padre de esa generación nos hubiese metido en el coche y hala, el pancho para la madre, pero Papa Soto no, nos cogió a las cinco y en el chorro de la playa segunda de Luarca nos pegó un fregao y pa casa, eso sí, lo del pelo fue dramático, intentó hacer algo con su peine pero enseguida abortó la misión, Papá Soto sabe bien «como ye el sistema»*.
El día que cumplió 50 años nos llevó a comer marisco al Sport (también en Luarca) y fue la primera y única vez que comí ostras, también es verdad que otras veces en otros restaurantes nos decía que no llevaba dinero y que nos íbamos a quedar allí a fregar para abonar la cuenta, eran momentos tensos para alguna (ehhhhh Cris).
Papá Soto formaba un gran duo cómico con Papá Suárez, su número preferido era mirar de forma intensa a los pobres chavales que nos sacaban a bailar en las verbenas, también nosotras remábamos a favor de comedia. Éramos tan altas que los pobres que nos pedían un baile pensaban que éramos mayores, el tema se desarrollaba así:
_Bailas.
_Sí.
_Eres de aquí.
_Sí.
_Estudias o trabajas.
_ Estudio.
_Cuántos años tienes.
_Trece, y aquellos dos señores altos y morenos son mis padres.
El pobre guaje empalidecía y miraba a la cantina donde estaban los papis con su casi uno noventa, ellos relajados, apoyados con su vaso y una mirada penetrante que acojoraría al más corajudo. Suerte tenías si el galán no te dejaba allí plantada, que no lo hacía porque más miedo le darían las consecuencias.
Puedo estar horas contando anécdotas de Papá Soto sólo o con su amigo del alma, de él he aprendido también a luchar de forma valiente, a ser decidida y a afrontar la vida co paciencia y por supuesto con humor astur porque para algo somos descendientes (yo por ósmosis) directos de Pelayo o del osu que mató a Favila, da igual, ambos eran bien bragaos.
«Cómo ye el sistema» es la frase mítica de Papá Soto que todos le copiamos
Jajajaja!!!!lo pasaba fatal cuando veia todoa aquellos platos llenos de comida que para mi inocente mirada costaban un dineral.A mi que me daban 25ptas pa una bolsa piquiñina de pipas……cuantas monedas necesitaria pa todo aquello.
Otra frase mitica del mio pa ye:
– Vas tu o mandote yo!!!!
Que bueno y maravilloso fue compartir todas estas anécdota!!!Siempre grande estos papis.Un abrazo enorme para ellos y para ti Rosina
Me gustaLe gusta a 1 persona
Un abrazo, cariño y cuídate
Me gustaMe gusta