Día 19 de septiembre, Oviedo, cualquier año. Suena el teléfono:
_Hola Rosina, qué tal.
_ Home, Ramón, cómo me llamas, asómate a la ventana que nos oímos.
_No, muyer, llamo para felicitarte por tu día.
_Noooo, estamos en septiembre, el mi cumpleaños ye en octubre y el santu en agosto, por si me quies mandar algo.
_ Que no, que hoy tienes mucho que celebrar.
_Pues no caigo, chico.
_Sí, Rosina, hoy es tu día, felicidades, 19 de septiembre: EL DÍA DE LAS CARROZAS *1.
_Serás maricón de playa*, que todos los años me la endilgas, qué hombre.
Desde el otro lado del teléfono se oía reír a Ramón, estaba en casa y casi se puede decir en cuarentena pero siempre sacaba un rato para hacer una broma, como cuando se disfrazó de monje mudo en Carnaval y anduvo dando vueltas por la calle mosqueando a todo el vecindario, cuando se destapó el tinglado estuvimos días (seguimos) partiéndonos, o cuando experimentaba con recetas siempre para sorprendernos en los cumpleaños, y la bomba que cayó durante la guerra en casa su suegro y a la que echaba la culpa de la sordera de todo el mundo, hasta de la perrona de 15 años y que todos seguimos citando.
Ramón era un padre con mucho arte, no me unía a él la sangre pero sí la vida, sus hijos y el humor.
Mucho aprendimos de él y hoy nos diría eso: felicidades, carrozas.
Y a correr.
*1.
19 de septiembre Día de América en Asturias en Oviedo con el correspondiente desfile.
*2.
No es políticamente correcto pero era así.