La película elegida para celebrar el Día del Libro este año es » Historia de una monja» porque es la que vi el 26 de enero de 1987 el día que vino la regla por primera vez. Qué horror me hice mujer (jugando con la Barbie en la habitación)y me entro pavor a
que me diera por meterme a monja: lo del voto de silencio, obediencia, las misiones, todo me agobiaba. Debían de ser las hormonas, claro.
Esto lo voy a hilar con la novela escogida para honrar el día de hoy donde Elvira Lindo decía que todo le daba miedo cuando era pequeña, si leía que había una condición donde a una niña le crecía un pene tenía miedo que le pasara y se examinaba con obsesiva fijación. Yo si veía «Ben Hur» tenía miedo a pillar la lepra (en Asturias en el siglo XX) con «El increíble hombre menguante» al día siguiente las mangas del abrigo me quedaban largas (yo que siempre he sido la más grande rollo la Jurado)y así hasta el infinito y más allá. También es verdad que soy una hipocondríaca fugaz (como la Lindo por lo que se ve) y voy saltando de una paranoia a otra.
Pero historia de una monja es un peliculón y Audrey ese tipo de mujer etérea que nunca seré y la pequeña reglosa de 12 años que fui ya lo sabía, ni santa, ni flaca, ni grácil. Pero qué peliculón cómo lloré qué bien lo pasé.
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