Ventaniellesfield, barrio ovetense, 8:29, hora Zulú, gratuitamente un espontáneo viandante nos ofrece un monólogo calderoniano con voz cazallera y Heineken como atrezzo:
_Me cago en tus muertos te voy a matar a ti y al perro. Sí, sí …(el resto era era rollo Barney el de «Los Simpson»)
No sabía si soñaba o era la vida misma así que, con dificultad, levanté la persiana y cual vieja del visillo pero co estor del Ikea saqué la nariz y mi melenaza rubia cual Rapunzel.
El actor, improvisando, me incluyó en su soliloquio, qué hábil, performance moderna.
_Asómate, asómate.
La verdad que fui la única que en toda la calle que se lanzó, se están perdiendo las buenas costumbres, así que me quedé mirando fijamente y rápida como un rinoceronte fui al resto de ventanas de mi mansión de 52 metros a ver si reconocía al artista. Yo fingía que regaba las plantas, con la solanera que ya daba, y él desapareció. Ohhhhhh….
Espera, no.
Estaba de pie en otra localización, más joven de lo que pensé en un primer momento e hizo un mutis por el foro, ya te digo que era un figura, y tirando la lata de cerveza al centro de la carretera gritó:
_Te voy a reventar.
Creo que le corté el rollo igual que el me jodió el sueño dominguero.
No seas crítica, Mari, ese hombre echaba de menos los jaleos nocturnos, las peleas de bar, ser faltoso con un trago de más y penso:
hay que adaptarse a la nueva realidad voy a discutir conmigo mismo pero que me oigan, el show debe de continuar.
Y esa ha sido, recién horneada, mi historieta dominical. Eso sí, si quiero ejercer como Dios manda mi función de vecina cotilla tengo que operarme de la vista porque no sé si conocía al declamante ebrio o venía de otra calle y eso no es profesional: en este teatro que es la vida hay que representar como se debe el papel que te toque. O eso o me compro unos prismáticos como mi güela…pero esa es otra historia.
Mi caótica biblioteca 