No soy «tan» graciosa

Mucho se habla últimamente del síndrome de la impostora, y cómo  no, yo lo tengo, no iba a ser yo (yo, yo, yo) menos, carajo.
Te ha pasado, Mari , qué estás hablando y la gente se parte la caja y tú piensas, pues no es pa’tanto la cosa, que te estoy contando que una señora X gritó a su perra por la calle «gorda, ven aquí » y casi voy yo…más que chistoso es humillante, pues la peña se ríe.

Seguir leyendo «No soy «tan» graciosa»

Jim y Andy

Jim Carrey protagonizó Man on the moon en 1999, en esta película fue poseído, tal cual, por el espíritu del hombre orquesta Andy Kaufman. Jim y Andy es un documental en el que acompañamos al histrión máximo que es Carrey en esa transformación descojonante a la par que inquietante (dos de los sentimientos que suele provocar el actor en muchos, o por lo menos en mí). Seguir leyendo «Jim y Andy»

Pistas para volver a casa

Película argentina del año 2014 donde dos hermanos cuarentañeros (en este blog no se habla de cuarentones, es un tema delicado) tienen que ir en busca de su padre embarcado en una empresa extraña: encontrar a su esposa huida hace más de 30 años. Seguir leyendo «Pistas para volver a casa»

Risoterapia: Gordos de Sánchez Arévalo

Si Gordos la película de Daniel Sánchez Arévalo no me levanta la moral y regreso al redil 6.Gordos portada igual resulta que soy un caso perdido para la causa de las letras.

La recuperación que persigo con este festival privado de cine reparador en todas sus variantes cobra más sentido en esta película donde una terapia para gordos es el centro de la acción, quizá debería yo buscarme un grupo para lectores que ya no leen. Los integrantes de la terapia son un CSI a la española que se come la ovejita del Belén, Fernando Albizu, grande en toda la extensión del adjetivo), un showman tele vendedor, Antonio de la Torre (que se merecía el Goya aunque solo fuera por engordar y sobre todo Seguir leyendo «Risoterapia: Gordos de Sánchez Arévalo»

Las ovejas no pierden el tren

Luisa (Inma Cuesta) y Alberto (Raúl Arévalo) se trasladan a vivir a un pueblecito, la idea que los impulsa a dejar la urbe es que Alberto escriba la gran novela española del siglo XXI, o por lo menos que escriba una página, pero la página en blanco lo agobia tanto como el pueblo en el que se aburre como una ostra. Otro punto de fricción entre el matrimonio es la búsqueda de un segundo hijo que los lleva a acostarse de forma metódica y totalmente exenta de espontaneidad lo que está afectando para mal al matrimonio. Seguir leyendo «Las ovejas no pierden el tren»