En la cuerda floja

Tiene su guasa que no te gusten, nada o casi nada, los protagonistas de una película pero uno de sus trabajos, En la cuerda floja con Joaquin Phoenix, Reese Whiterspoon, ya lo hayas visto tres veces y lo que te rondaré morena.

Johnny Cash vio Gladiador y se le puso en la punta de la camisa negra que Phoenix le interpretase si se llevase su biografía a la gran pantalla, es una idea cojonuda. Yo me lo imagino así:

Oye, man, quiero que el contrahecho ese inquietante que hace del loco Cómodo, sí el que escupe, mata, conspira y si te lo encuentras en un callejón oscuro no tienes Arkansas pa correr, pues ese, que haga mi papel. Y a mi querida esposa, June Carter, que la represente la prima guapa de un pequinés…

Vale, puede que la última maldad sobrase, pero es en lo primero que pienso cuando veo a Reese. El tema es que el desvarío del mítico cantante salió adelante (solo por esa rima deberían devolver a mis padres todo lo que invirtieron en mi educación) y cuajó en Walk the line dirigida por James Mangold, genuflexión: también se encargó de Cop Land, sí, Mari, la peli esa donde Stallone interpreta por primera vez en toda su carrera un papel, pero bien abrigadito con De Niro, Liotta, Keitel, Sciorra, Garofalo…cuatro principiantes, vaya.

Dos horas dura En la cuerda floja que se hacen cortas y sirven para contarnos la vida de Cash haciendo hincapié en su relación con June Carter, me gustaría tener las herramientas para saber si sus interpretaciones son copias de gestos, tonos y acentos de los personajes reales pero como soy incapaz de entender a los norteamericanos, y no tengo un conocimiento más allá de este film de Cash y Carter, pues solo puedo hablar de la versión doblada al castellano y tal como empiezo esto repito: me gusta la cinta mucho, me atrapó la banda sonora, la ambientación en una época dorada para el rock and roll en la que están acompañados por amiguetes como Elvis, Jerry Lee Lewis, Roy Orbison, engancha que viven un amor de estos que rompen barreras y barreras (otros matrimonios, una sociedad pacata, tropecientos hijos, barbitúricos…) y que hace que te quedes con ganas de más, que vayas a buscar qué pasó con esta gente.

Finalmente entiendes, o presumes entender, por qué Cash quería a Joaquín Phoenix y no a otro que retratase a un príncipe azul guapetón y rompedor porque él no era eso, era un rey negro del country, malote y viciosillo. Lo de Reese, lo desentrañáis vosotros porque yo no soy objetiva, cuando abre la boca solo oigo: guau, guau. Por cierto, ladridos por los que recibió un Oscar, tengo todas las papeletas para comerme yo el pienso para perros con patatas, o peor: a puro güevo.

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